Escenas de Canguine: Negocios

Solapas principales

-Te voy a dar un discurso, puede que por alguna razón pienses que al hacerlo, no te vaya a matar. La gente no da discursos a los muertos pensarás. Eso sería un desperdicio, si das un discurso es para que te oigan y luego propaguen tu palabra, como si fuera la obra de los putos profetas, tal vez solo te mutilé, lo cual ya hemos hecho antes de que tuvieras la escasa consideración de desmayarte. Tal vez incluso pienses que te dejaremos vivir para que la gente te vea, te oiga  y diga "¡Joder, no se roba a Al, no se jode Al!  Cuando haga  negocios con Al, no me haré el listillo, porque puedo acabar así".

Abandona toda esperanza, vas a morir, ella te va a matar.-

Marco, antiguo contrabandista, entrevió con el ojo magullado e hinchado que le quedaba a aquella mujer morena con aquel  gorro rojo.  Era atractiva, con una sonrisa fría marcada por aquel diente de oro casi hipnótico. Tembló al recordarla con el tizón ardiendo, acercándoselo poco a poco al ojo mientras cuatro hombres le sujetaban. En su nariz rota aún conservaba el olor a carne quemada.

El hombre que la hablaba poseía una perilla de chivo y unos ojos negros como los de un tiburón, casi sin vida, podía notar como para él, Marco, solo era un trozo de basura, basura pateable. Los prefería a los de ella, sus ojos negros eran vivos y estaban disfrutando con cada golpe, rotura y amputación.

Hacía apenas una horas, o tal vez días, ese mismo hombre bebía con él ron y brindaba por negocios futuros, “pues claro que te creo chico, los accidentes en el mar pasan, ¿no estamos acaso en la era de los monstruos? No te preocupes, si el ron que queda es bueno, tú y yo seremos amigos”.

Los integrantes de la gaviota cantarina, la tripulación a la que pertenecía, le habían elegido para hablar con Allan McShane; por ser carismático, por su labia engatusadora y ser un chaval bien parecido, solía sacar dinero a comerciantes y contrabandistas sin casi despeinarse. El truco de perder algo de carga para venderlo luego en otro lugar había funcionado siempre, pero cuando despertó atado y con aquella mujer afilando su instrumental, comprendió que el plan había salido terriblemente mal.

McShane se acercó a él y le sujetó la cabeza con las dos manos, casi con amor.

-Por eso este discurso se basa en el dolor, veras, mientras dormías, en un acto de generosidad sin precedentes, te hemos administrado "Sueño de Sidhe", es una droga anestésica que utilizan los médicos de los barcos cuando hay que amputar extremidades, es cara, así que solo se da en los barcos más ricos y cuando normalmente la persona es tan importante como para que al medico le importe que el paciente sobreviva al serrucho. Fíjate tú por dónde ya he hecho una segunda inversión contigo.

Pero todo tiene un "pero"amigo mío, la droga, como toda droga, sus efectos son temporales, concretamente en 1 hora, el dolor, por todas tus heridas será algo verdaderamente agónico, y esta vez mi querida Redkap tiene ordenes de no dejarte dormir, créeme, cuando quiere es una juerguista…

Así que tus opciones son muy limitadas, o nos dices dónde está la parte de cargamento que tú y tus amigos me intentasteis timar diciendo que se había perdido en el mar y mis hombre van, masacran y recuperan lo que es mío y así cuando vuelvan te damos matarife sin dolor, creo que todo esto lo podemos hacer en una hora.-afirmó mientras miraba un reloj de bolsillo, se dio la vuelta para observar a la mujer que movió positivamente la cabeza- O callas, te haces el héroe e intentas salvar a tus amigos, seguramente sin éxito.

 Te diré algo que los años me han enseñado…los héroes sufren, sobretodo en Carguine. Por la expresión de lo que queda de tu cara, creo que los efectos del sueño de Sidhe se están desvaneciendo, creo que no tienes una hora…tú decides.

Marco empezó a hablar.