Se dice que hace más de cuatrocientos años, en esta misma masía el caballero Johan Sebastian Masterpossen fue invitado por los dueños que poseían la finca antes de la familia Noguera, los Peralta. La familia Peralta se extinguió por lo que a continuación os contaré:
Johan Sebastian Materpossen era un hombre de honor y mientras viajaba por el camino que recorre el pueblo, una dulce muchacha saltó al camino huyendo de unos bandidos enmascarados. El caballo de Masterpossen se encabritó y perdió el control haciendo daño a la muchacha al posar de nuevo las patas, la pobre muchacha no podía caminar y el orgullo de Masterpossen quedaría herido por el comportamiento de su caballo de modo que allí mismo lo mató con su espada. Los rufianes al ver al caballero huyeron despavoridos y Masterpossen recogió al a muchacha todavía en shock. Le preguntó donde vivía y ella le trajo hasta aquí invitándole a cenar. La familia de la muchacha ofreció a Masterpossen lo que podían y por supuesto le ofrecieron pasar la noche en la masía y al día siguiente le encontrarían un caballo para compensar el que había perdido y Masterpossen aceptó. Ese fue su gran error. Los Peralta se habían percatado que el caballero había dejado la mayor parte de su armadura al acomodarse en la casa pero nunca se había desprendido del guantelete de dracheneisen que poseía, ese objeto debía valer más que el caballo, más que diez caballos puestos a pensar y los Peralta tenían su presa donde querían. La joven Mariana había saltado al camino para atraer al caballero y los rufianes que la perseguían no eran sino su padre y su hermano embozados. El objetivo de la familia Peralta era asesinar y robar al caballero y cuando éste estuvo dormido, el padre de los Peralta entró sigilosamente a su habitación a través de un corredor oculto y robó su bolsa de gremiales y su armadura, pero no estaba conforme, intentó quitarle el guantelete de dracheneisen que aún llevaba puesto pero al ver que no salía y para no correr riesgos, cortó la cabeza del caballero. Una vez muerto éste, el hijo entró a ayudar al padre y entre los dos no podían quitar el guantelete, el hijo tuvo una idea. Cortarían la mano del caballero y así sacarían el preciado objeto. Así lo hicieron pero cuál no fue la sorpresa del padre cuando al coger el guantelete éste saltó de sus manos y fue a parar al cuello del hijo al que estranguló. Esto fue lo último que vio el padre del muchacho pues el guantelete del muerto saltó sobre él y también lo estranguló ante la mirada de la pobre Mariana que salió corriendo de la casa al ver morir a su padre. Al día siguiente encontraron sólo los tres cuerpos muertos pero faltaba algo, nunca se encontró el guantelete y se dice que aún a día de hoy el guantelete de Masterpossen sigue vagando por la masía haciéndose cargo de aquellos que son amigos de lo ajeno.
